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La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune. Esto significa que el sistema inmune natural del cuerpo no funciona como debería, muchas veces atacando primero el revestimiento interno de las articulaciones, conocidas como sinovia, y causando inflamación. Si no se trata, la AR puede llevar a un daño de largo plazo en las articulaciones y un daño posterior a otras áreas tales como la piel, pulmones y sistema nervioso en las etapas tardías de la enfermedad.
Como seguramente usted sabe, la AR es una enfermedad dolorosa que puede disminuir su actividad diaria. Los problemas comunes incluyen rigidez, cansancio (fatiga) y pérdida de movilidad. La AR es también una enfermedad crónica. Esto significa que la AR puede seguir empeorando a menos que tome una medicina y/o intente otras terapias o cambios en su estilo de vida para disminuir el dolor y prevenir un daño posterior en las articulaciones.
Usualmente los síntomas de la AR son simétricos; esto significa que las articulaciones en ambos lados del cuerpo son afectadas de la misma manera. Aún cuando los síntomas pueden disminuir entre las recaídas, incluso “desaparecer” por meses, el ser diagnosticado con AR significa enfrentar un reto de salud de largo plazo.

¿Qué causa la AR?

De acuerdo con las investigaciónes, no hay una sola causa para la AR. Puede ser el resultado de factores ambientales, genéticos u hormonales, o una combinación de estos. Aún cuando la causa de la AR siga siendo desconocida, la vida con esta condición puede mejorar consultando con un doctor lo más pronto posible, y —si el doctor lo considera adecuado— iniciando el tratamiento rápidamente.

¿Quién es afectado por la AR?

Típicamente, los pacientes desarrollan los signos y síntomas de AR entre las edades de 30 y 50 años. Las mujeres son de 2 a 3 veces más propensas que los hombres a desarrollar AR, mientras que los diferentes grupos étnicos parecen tener AR a tasas similares.